domingo, 27 de octubre de 2019

Voto cantado

Ajetreada jornada para las bestias, pavimentando el cielo para tapar el sol que los espanta. Desencajados recorren los pasillos, las madrigueras, las alcantarillas repiqueteando con sus garras en el mármol, tratando de llevarse hasta las sombras en medio del naufragio. Desesperados, atónitos frente al derrumbe de su torre de mentiras.

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Y marchamos, entonces, felices después de tanto tiempo, con nuestro voto luminoso, voto musical, voto cantado. Voto apretado junto al corazón, voto abrazado. Y nos sacudimos las cenizas de estos cuatro años que se extinguen para salir a la calle a encontrarnos con los que nunca se escondieron, con los que cayeron una y otra vez, los que hoy van a votar con las rodillas sangrando pero de pie. 
Engordaremos las urnas con el pan de la esperanza que amasamos entre todos, habrá un bautismo de lágrimas que sanan, que limpian, que renuevan la mirada hacia el futuro. 
Demoro la salida esta mañana, quiero respirar este perfume de victoria que flota en el ambiente, adentro hay una calidez que nos envuelve y afuera hasta el verde es más verde en la ventana.

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Las bestias están encendidas, abrasadas por el odio y tratando de aplastar a los pueblos que se rebelan frente a sus caprichos. Hoy nos duele Ecuador, nos duele Chile, nos duele Bolivia, nos duele Uruguay y es el mismo dolor que quiere aplastarnos una vez más, para disciplinar, para quebrar la utopías, para nublar el entendimiento y embrutecer a los despojados.
Ellos pretenden la agonía silenciosa, el hambre que no incomode al poder, la protesta ahogada, lejana en un  rincón, la pobreza invisible, el tintinear de joyas en medio del desastre. 
Piñera dice estar en guerra contra un enemigo feroz y ese enemigo, él no lo sabe, pero se llama pueblo. La OEA, servil del imperio norteamericano, siembra la sospecha cuando no ganan sus esbirros las elecciones, todo gobierno popular es una amenaza para los que viven de la carroña en estas tierras lastimadas.
Pero hoy, justo en este momento, la luz se abre paso entre tanta oscuridad, besando a nuestros muertos, entibiando la espera y aclarando el horizonte.
Voto que salta de corazón en corazón, voto exultante, voto radiante de sonrisas y de amor, voto que se viste con las banderas que sostuvimos en alto, voto celeste y blanco. 

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Todo está sereno al rededor, una mañana plena de sol esta dispuesta, el agua está anunciando su hervor, todo comienza. Vienen a mi encuentro todas las melodías, cada letra, cada tribuna, cada calle soltando una canción de resistencia que se hizo fuerte en la garganta popular. 
Hoy seremos millones los que pondremos esas canciones en la urnas y por la noche un coro inmenso resonará en todo el país, será un himno descomunal de libertad que aturdirá a la bestia inclemente y con los oídos lastimados ante tanta verdad se consumirá en la hoguera de sus falsedades. Voto que vence, voto con memoria, con alegría y por amor. Voto cantado.

jueves, 24 de octubre de 2019

EL odio y la máscara de la moralidad

El neoliberalismo sólo puede lograr la aceptación social colonizando la subjetividad a través de la propaganda. El poder ataca con su artillería económico-mediática-judicial y está ganando la batalla cultural al lograr la imposición de significados. 

Por: Nora Merlín (Psicóloga)

Lograr el apoyo de la sociedad civil resulta decisivo para una fuerza política que pretende imponerse por la vía electoral o el golpe de estado. En este sentido, la propaganda constituye una herramienta fundamental para formatear la opinión pública y conseguir consensos. El nazismo rápidamente comprendió esto y generó una estrategia comunicacional exitosa como ningún movimiento político había conseguido, pudiendo afirmarse que “hizo escuela”. 

Observamos que el actual gobierno de Cambiemos, con precedentes en la “revolución libertadora” y el golpe de estado del 76, utiliza la misma estructura de propaganda empleada por la Alemania nazi (no estamos homologando democracia con golpe de Estado ni los proyectos políticos respectivos). Haciendo foco en la matriz comunicacional y propagandística, encontramos el despliegue de una misma lógica: la instalación de un enemigo interno con un odio radical hacia él, enmascarado por un nacionalismo o republicanismo supremos que constituyen más una moral que una política. 


El psicoanálisis define como “formación reactiva” el mecanismo que transforma odio en rasgo de carácter sustentado en un opuesto, que es enfatizado y aceptado por el yo y la sociedad. La instalación del odio sobre este enemigo interno se cumple sobre prójimos demonizados que toman el papel “chivos expiatorios”, articulándose a una retórica moralista exacerbada, republicana y nacionalista, que luchará contra “el mal” que amenaza lo social. La consolidación del odio conduce al miedo social, a la ruptura de los vínculos, desembocando en el racismo y la xenofobia: la persecución, represión, desaparición o muerte de los “enemigos de la Patria” estarán justificadas. 

El libro de propaganda más notable es “Mein Kampf” (Mi lucha), en el que Hitler despliega sus creencias y su amor al pueblo alemán. Está fuertemente influenciado por el libro de Gustave Le Bon, “La muchedumbre: un estudio de la mente popular”, en el que afirma que la propaganda es una técnica adecuada para controlar el comportamiento irracional de las muchedumbres. Los individuos se “contagian” del comportamiento de los demás y lo repiten sin cuestionamientos. 

La propaganda nazi consistió en fomentar odio y fabricar una comunidad asustada, mediante la técnica de la creación de los judíos como el enemigo interno, el “chivo expiatorio”, obteniendo dos ventajas: por una parte lograr cohesión social por el camino de la hostilidad hacia un elemento segregado, y por otra distraer la opinión pública de cuestiones acuciantes. 

Ese odio radical alimentado cotidianamente por la propaganda se articuló con el ideal de la “higiene racial”, la necesidad de crear “verdaderos arios y sacar de circulación a aquellos “defectuosos”. Un argumento fascista expresado como ideal moralista: toda “imperfección” constituye una amenaza para la pureza del pueblo alemán, una racionalización cuya función es encubrir el odio racista. 

El odio se concentró frente al judío, al que se denigraba de manera injuriosa: eran los débiles y corruptos, parlamentarios cómplices de los humillantes tratados de paz, los proletarios agitadores, los financistas avaros y los grandes industriales que exprimían al pueblo alemán; un enemigo peligroso consumido por el dinero que contamina a la nación por su maldad, resultando imperioso erradicarlos. Adolf Hitler y los nazis hicieron responsables a la “judería internacional” del desencadenamiento de la guerra, la derrota alemana y la crisis económica; paradójicamente las víctimas de la “solución final” eran los criminales de la humanidad. En toda Alemania se veían carteles, películas, historietas y folletos con caricaturas antisemitas y racistas: imágenes que representaban a los judíos con dientes torcidos, uñas de animales, con saliva cayendo de los labios y miradas codiciosas. 

El 16 de septiembre de 1955 se produjo en la Argentina la autodenominada Revolución Libertadora, una dictadura cívico-militar que gobernó tras haber derrocado al presidente constitucional Juan Domingo Perón. En nombre de los ideales republicanos de traer tranquilidad, orden y libertad a la Nación, decretaron la disolución del partido peronista, de su ideología y simbología. 

El grupo golpista arengó un irracional odio a Perón, Evita y el peronismo, y decretó prohibir pronunciar esos nombres y todo rastro o huella peronista porque las consideraban “malas palabras”. Decían de Perón: “dictador, lo que se afanó, tirano, demagogo, milico facho, admirador de Mussolini, abusador sexual de la jóvenes de UES”, etc. De Eva expresaban “Viva el cáncer, puta” y del peronismo, “nazis, fascistas, falangistas, aluvión zoológico, bárbaros”, etc. 

Con matriz semejante, los militares del golpe de Estado del 76, en complicidad con sectores de la sociedad civil, desplegaron una estrategia propagandística que permitió imponer el terror con el argumento moralista de restaurar el orden quebrado, la paz, los principios éticos, la familia y el ser nacional. Para conseguir la aceptación social de la represión, la Junta Militar manipuló la opinión pública a través de la propaganda alimentando el odio contra los enemigos internos que había que hacer desaparecer: “subversivos, marxistas, violentos, la militancia, los terroristas” etc. Esgrimiendo el ideal de servir a la patria, cumplir con el deber de reorganizar a la sociedad de manera derecha y humana, reinstalar valores occidentales y cristianos, asumió una función “normalizadora”. 

Una retórica moralista que nada tenía de republicana era la excusa para legitimar socialmente la represión, el autoritarismo y desplegar el odio social contra el “enemigo” interno. El gobierno de Cambiemos consiguió ser elegido democráticamente fundamentalmente gracias a su excelente estrategia propagandística, que siguió los principios de la escuela alemana: creación del enemigo interno y odio articulado a un principio moral “republicano”. Los significantes “corrupción” y “pesada herencia”, la instalación de un deseo de cambio a favor de la República y la honestidad, la cohesión de sus adherentes a través de la instalación del odio frente al nuevo enemigo interno: el kirchnerismo y sus derivados, los militantes, Milagro Sala, los ñoquis, los vagos, los manteros, los choriplaneros, los mapuches, etc. 

Los agitadores del odio, los medios de comunicación concentrados, acusan como si fuesen jueces a los “culpables” y alimentan con su monserga el consenso “republicano” en contra de los que “se robaron todo”... ¿quién puede estar a favor de los ladrones? Estimulan un sadismo extremo que justifica la represión, la venganza, la violencia en sus diferentes manifestaciones: hay gente que aplaude los despidos de trabajadores, la persecución a militantes y pide mano dura. Se alimenta el racismo, la xenofobia, el machismo, la agresividad, la injuria, con racionalizaciones que toman la forma de normas necesarias para la civilización. Estas expresiones adquieren un estatuto antipolítico, ya que al estar fundadas en el odio atentan contra la formación de comunidad. 


Por acción de los medios de comunicación concentrados, el espacio público en la Argentina pasó a ser un escenario regido por la agresión, justificada en una retórica moralista que concibe a la república como un sistema de instituciones, leyes y costumbres que suprimen el “exceso”, el “caos” de la política. Promueven así el ideal de una “democracia buena”, que controle y discipline al pueblo considerado como una turba violenta, mientras que el populismo es identificado con un totalitarismo corrupto, opuesto a la democracia. 

El neoliberalismo sólo puede lograr la aceptación social colonizando la subjetividad a través de la propaganda. El poder ataca con su artillería económico-mediática-judicial y está ganando la batalla cultural al lograr la imposición de significados. El odio encubierto por un republicanismo hipócrita que de manera invisible rechaza la política, promueve la violencia y desprecia al pueblo. Esa actitud transforma la democracia, que debe ser el gobierno del pueblo, en una ceocracia moralista constituida por almas bellas que vienen a “hacer el bien”, actuando con un molde conocido de sometimiento a los poderes corporativos. La democracia implica la puesta en juego de la palabra libre y plural en virtud de la que los hombres hacen el mundo común. 

La política no devalúa el disenso, no convierte al adversario en enemigo sino que le otorga dignidad. Cuando el conflicto de intereses se transforma en un problema moral entre dos bandos divididos en buenos y malos, corruptos y decentes, violentos y pacíficos, populistas y republicanos, la política desaparece y la democracia se degrada a una versión moralista y autoritaria, con el riesgo de desaparecer. La “solución” moral conforma una sutura inadecuada frente a los problemas que plantea la vida en común, que en vez de pacificar las relaciones sociales incrementa la hostilidad. Hanna Arendt con su concepto de banalidad del mal posibilitó interpretar que Eichmann, responsable directo de la solución final en Polonia, se convirtió en genocida sin sentimiento de culpa. No era un sádico, ni un perverso, ni siquiera un antisemita, sino una persona “normal” que se limitó a cumplir órdenes y expresó que lo volvería a hacer si fuera necesario. 

¿Por qué no registraba su acción como un acto malo? Porque en esa época el crimen era la norma. Si el odio y la satisfacción en la venganza hacia el adversario político es la regla naturalizada en la cultura, si se justifica el odio y se envuelve con ideales morales, ¿por qué una persona se cuestionará su accionar, su conducta, su desprecio por la vida de los demás, que en definitiva redunda en un desprecio por la propia? ¿Por qué abandonará su miserable banalidad del mal? Una subjetividad colonizada por los imperativos invisibles del aparato mediático ni siquiera es capaz de hacerse responsable de que cumple órdenes.

martes, 22 de octubre de 2019

LA MARCHA DE LOS CAÍNES

-Un aporte del querido compañero Carlos Fernando Diaz-

 Por celos, Caín decidió asesinar a Abel. Sabiendo que causaría mucho dolor y que las consecuencias serán terribles, igual siguió adelante y canalizó su odio en la muerte de su hermano. Hay muchas maneras de asesinar: unas cruentas, otras sutiles. Todas de espanto. 

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Hay muchos modos, también, de ser como Caín. Negar un medicamento, prodigar mala alimentación, impedir la vacunación; son algunas de las formas con las que se escurrirá la vida temprana y malamente de muchas víctimas de los Caínes multiplicados. Porque para que esto pueda hacerse se precisan émulos, cómplices, miles y miles de Caínes en espejo. Esos Caínes que odian como instinto, como reflejo. Y en ese juego de espejos, incluso, ellos mismos son su propio asesino. 
El odio los ciega, los insensibiliza, los estupidiza hasta justificar lo injustificable, hasta perder la capacidad de análisis y de razonamiento. Y llevándolos al llano, a la cotidianeidad, son aquellos que se indignan con una boliviana que vende verduras sobre una manta en cualquier vereda y no con un gringo que evade y fuga millones. Como si la causa de la desastrosa situación económica que vivimos fuese la existencia de manteros senegaleses, por ejemplo. Es complejo pero imprescindible y urgente, poner el eje del debate en desarmar el odio de los caínes Porque sino, Guaidos hay de a cientos!

domingo, 20 de octubre de 2019

Para los que se acuerdan siempre de la mamá de Macri

Tras mantenerse en silencio por largo tiempo, la madre de Mauricio Macri, Alicia Blanco Villegas, dialogó en exclusivo con NOTICIAS y dio detalles de la niñez del presidente. Al respecto, relató intimidades de la relación que mantuvieron: 

“Lo he criado con muchísimo cariño y dentro de las posibilidades de enseñanza que uno pudo darle, a lo mejor demasiado severas porque mi familia era muy severa conmigo. No tenía estudios especiales para saber cómo tratar a la niñez”.

Alicia Blanco Villegas

 Sobre el método de crianza que ella misma había tenido y replicó con su hijo aseguró que “era algo muy duro”. “Por eso yo decía que él no podía llegar a ser Presidente. Era una de las cosas que más le reprochaba. 

Le he llegado a pegar por mentir, cosa que me arrepiento, pero no se debía mentir, jamás“. 

 Además, contó cómo vive las críticas que recibe su hijo y la gestión de su gobierno:

 “Veo gente que no es buena, que no tiene ganas de ayudar al país."

Sentir hablar a gente que no sabe hablar, que no sabe decir cuatro palabras, es una cosa que me da una especie de angustia total“.

Corriente Luche y Vuelve. Partido de la Victoria Bahía Blanca.

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                         Gracias a todos los compañeros/as que llegaron hasta nuestra U.Basica , es con TODOS!!!

sábado, 19 de octubre de 2019

El odio y los miedos

Yo, que soy un obrero que se quedó sin trabajo, por mi propia culpa, por mi falta de visión, por perjudicar a mi patrón con mi esperanza, ¿cómo no creerles? 

Yo, que soy un pibe que recibió su netbook y que sintió en ese momento que tenía más posibilidades de tener futuro y ahora comprendo que era una fantasía absurda de un chico sin conciencia y sin merecimientos ¿cómo no creerles? 

Yo, que soy una mujer simple, una ama de casa que pudo jubilarse por el reconocimiento de un gobierno infame, que se robó todo como dice el diario ¿cómo no creerles? 

Yo, que soy un jubilado que tenía tarjeta de crédito Argenta para comprar de vez en cuando algún juguete para mis nietos o para hacer un viaje y hoy no tengo remedios porque se sinceraron conmigo ¿cómo no creerles? Yo, que soy docente y tenía un sueldo que me alcanzaba, ahora reconozco que vivía un sueño y ¿cómo no creerles? 

Yo, que soy un científico que volví del destierro y pude hacer ciencia en mi propio suelo hoy comprendo que es más importante el miedo y ¿cómo no creerles? 

Yo que soy un hombre, una mujer, un niño, un discapacitado, un marginal, un viejo ¿cómo no creerles a los dioses del dinero cuando me dicen que tenemos que duplicar el esfuerzo? Cómo no creerle cuando grita ¡Carajo! y me sigue mintiendo con esa expresión tan gélida que hasta parece un muerto. ¿Cómo no creerle a esta gente tan limpia que se llama por el nombre y te pide que los votes pero sin argumentos? Si al final de cuentas yo no voto por amor, si ni siquiera los quiero, solo me mueve el rencor que me metieron por dentro y no soporto la imagen que me devuelve el espejo y entonces me siento mejor si me imagino con ellos. 

El odio tiene esas cosas, consigue anular recuerdos y tapar la realidad con palabras en el viento. Con gritar "son todos chorros" yo ya me siento contento y me alcanza para abrigarme en el peor de los inviernos. Aunque haya gente muriendo de frío y familias durmiendo en el suelo, aunque cierren todas las fábricas y falten lo alimentos, aunque en una explosión absurda se no mueran los maestros yo voy a vota por ellos por que odio a esa yegua que ahora se llama Alberto. 

No me importa la Argentina, soy demasiado gorila como para preocuparme por eso, yo solo creo en Lanata, en Santoro y los Leuco, con eso solo me alcanza para sentir lo que siento. Pero tengo mucho miedo, con tristeza lo confieso, porque veo las plazas llenas otra vez de choriplaneros, de vagos que amenazan con el posible regreso de los que durante 12 años nos hicieron vivir un sueño, el de creer que el trabajador es importante y que tenía derechos. Por eso, porque tengo miedo, porque prefiero el hambre,, la miseria, los deshechos antes que reconocerme como parte de ese pueblo, es que hace días que no duermo sabiendo que vuelve Cristina, sabiendo que gana Alberto.

sábado, 12 de octubre de 2019

Los gorilas se están volviendo monos

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A estas alturas ya deberíamos reconocer que hay dos fuerzas que prevalecen en el país y lo demás es papel pintado: el peronismo y el anti peronismo. Ambos como puede advertirse mantienen la misma referencia, unos por amor y los otros por odio. No hay más. Los grises en este panorama son fluctuantes y en ocasiones se reabsorben fruto de experiencias fugaces y dispersas. 

 Tan poderoso es el peronismo que hasta los antiperonistas han tenido que disfrazarse de peronistas para combatir al peronismo. Este galimatías intenta significar que los abanderados del anti peronismo se han entregado a la tarea de mendigar algunos votos a fuerza de punteros benefactores por medio del apriete, colectivos que trasladan “militantes” como si fuera una excursión de jubilados, ensayos de cánticos sin alma y cancionero impreso por la falta de costumbre de estar en las plazas y en algunos encuentros hasta han llegado a poner la marcha peronista invitando al corte de boleta con tal de preservar el kiosko municipal. 

El ahora denominado votante cambiemita, el supuesto partidario macrista - que en realidad no sigue a la persona del presidente como referente político sino como representante de sus miserias de las cuales se enorgullece y las exhibe como virtudes – es un sujeto en estado de descomposición intelectual, debilitado en sus emociones, empobrecido en sus prácticas sociales y encerrado voluntariamente en sus prejuicios que le ofrecen la ilusión de su supremacía. Se autoproclama guardián de la república sin saber siquiera lo que es una república, vocifera como un autómata desencajado que “sí, se puede” pero tampoco atinaría a responder qué es lo que se puede. Es un sujeto que responde a rajatabla con la descripción que proporciona Durán Barba en su libro “El arte de ganar”:

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«El electorado está compuesto por simios con sueños racionales que se movilizan emocionalmente. Las elecciones se ganan polarizando al electorado, sembrando el odio hacia el candidato ajeno… Es clave estudiar al votante común, poco informado, ese que dice «no me interesa la política»… El papel de los medios es fundamental, no hay que educar a la gente. El reality show venció a la realidad…» Basta con leer o escuchar las endebles argumentaciones de los asistentes a las marchas de la despedida de Macri, para reafirmar lo dicho por el asesor ecuatoriano de Cambiemos. Y en todo caso el simio tiene la disculpa de su condición animal, pero para quienes se han presentado como la reserva moral de la patria, las expresiones vertidas cada vez que se les consulta por la razón de su elección, provocan una mezcla de tristeza y vergüenza. Esa misma vergüenza que nos ocasiona el ver a un presidente tan limitado, cuya única capacidad reconocida reside en hacer el ridículo sin límites aparentes, repitiendo una y otra vez el libreto memorizado a fuerza de desesperación. Las mismas palabras, las mismas fórmulas elementales, las promesas vacías de un futuro maravilloso al que todos llegaremos después de haber dejado la vida en el camino. 

Para Macri, ahora viene el trabajo, viene el “alivio” viene la felicidad, viene la producción y la mejora del salario. Lo que no nos dice es cómo piensa que todo eso va a llegar, de qué forma, con qué medidas, en cuál de los segundos semestres o gracias a cuál de todas las lluvias de inversiones prometidas. 

 En el 2015. holgados y adormecidos, muchos votaron por desprecio a su propia condición de rescatados por el peronismo. Se beneficiaron de los programas de gobierno, tomaron crédito, se fueron de vacaciones cada año, cambiaron el auto periódicamente, compraron sin miramientos, construyeron su casa, conservaron el trabajo, abrieron su comercio y prosperaron. 

Excedidos en su opulencia protestaron por aquello que les sobraba y hoy reclaman por todo lo que les quitaron. Muchos de esos desengañados de su propio espejismo, mantienen todavía el rencor por saberse menos de lo que soñaron y no aceptan la realidad de parecerse tanto a lo que odian. A las sociedades las mejora el tiempo. O las destruye. Por eso tenemos que saber administrar los años que están por venir porque no sé cuántas oportunidades más podamos tener en esta calesita demencial de la que salimos volando hasta lastimarnos o nos sacamos la sortija en cada vuelta.

domingo, 6 de octubre de 2019

Gente pobre y pobre gente



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Demasiadas preguntas para pocas respuestas.
¿Desde dónde se habla de la pobreza en Argentina? ¿Cómo puede ser que cualquiera hable de lo que no sabe con total impunidad? ¿Hasta cuándo le van a seguir faltando el respeto a los pobres en este país? ¿Desde cuándo somos una sociedad tan miserable?
La pobreza no se opina. La pobreza se vive, no se sabe desde un escritorio o un estudio de televisión. El hambre no se discute en la mesa de una bar. El hambre no es cuestión de fe, poco importa si alguno cree o no en ella. Existe y es aberrante. La pobreza y el hambre no son abstracciones teóricas ni debería ser un botín de guerra de políticos e improvisados.
Hay seres abyectos que proponen terminar con la pobreza haciendo volar las villas miseria por los aires. El traidor al pueblo y la patria. senador Pichetto, volcado felizmente a su lugar de origen la, derecha recalcitrante y violenta, se ha impuesto la tarea de parecer aún más bruto que el presidente, más bestial, más básico. No es una ingenuidad ni torpeza discursiva. Es un político de muchos años de ejercicio que sabe medir temperaturas sociales y esperanzado por el efecto Bolsonaro, se mira en ese espejo y se sonríe. 
Hay un sector social rotundamente derechizado, furioso, desencajado, que pide más bala y más palos para los negros, más muerte y más cárcel. La tarea iniciada por Pichetto y apuntalada por Patricia Bullrich y sus requisas urbanas, es la de fidelizar al núcleo duro de Cambiemos que no lo quiere a Macri sino a todo aquel que proponga matar un pobre, deportar bolivianos y paraguayos, cerrar fronteras y hospitales, cortar manos y cabezas y exterminar indigentes para embellecer las calles.


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Se trata de la pobre gente, la que tiene una pobreza voluntaria, los que son pobres de entendimiento y de ciudadanía. Pobres personas que no son personas pobres.
Y de esta manera nos encontramos con gente que nunca trabajó que manda a los otros a agarrar el pico y la pala. Porque los guardianes de la patria se han ganado su vagancia, es el descanso de los justos. Tenemos un presidente que no ha trabajado nunca, que durante su mandato estuve tres meses de vacaciones, que no sabe lo que es tener una necesidad, un deseo sin cumplir. Un Estado plagado de ministros y secretarios sin la más mínima empatía por el humilde, sin vocación por resolver ningún problema, solo les sale la degradación del pobre y la estigmatización del desocupado como única respuesta.
EEUU ha sembrado pobreza y horror en todo el mundo, pero solo se preocupa cuando el resultado de su política exterior se levanta y camina hacia su frontera. Entonces es cuando el presidente ordena detener la horda infecta de pobres y desesperados a cualquier costo. Trump ordena el exterminio mientras el pueblo norteamericano consume obscenamente sin medida, porque el consumo es el opio de su pueblo, la anestesia que justifica la barbarie.
Y por estos rincones es lo mismo. Aquello que han elegido a este gobierno como su más fiel imagen han sostenido con su voto el cierre de fábricas, empresas y comercios en todo el país; han avalado con su aplauso a un gobierno que hizo de los despidos masivos un pasatiempo y sin embargo, a grito pelado en cada marcha, esos mismos votantes tildan a los otros de vagos y se enredan en teorías sin sustentos sobre indigentes pagados y planes sociales millonarios.
El gran problema de este país no es la gente pobre, es la pobre gente. A la gente pobre se les brindará las condiciones necesarias para salir de esa condiciones mientras haya gobiernos nacionales y populares que nos les den la espalda.
Pero la pobre gente, la que vive envenenada, la que besando un crucifijo maldice a los demás porque Clarín se los ordena, los que recitan de memoria un editorial de La Nación antes de dormirse como un rezo, esos son los que más me preocupan. Los gobiernos pasan y la sociedad queda. Si no resolvemos la infección mediática que hace metástasis en todo nuestro territorio, difícilmente podamos pensar en una patria justa e inclusiva que nos contenga de forma duradera.

jueves, 3 de octubre de 2019

Los títeres nos gobiernan


Muñecos vacíos, sin voz propia ni movimientos que no estén guionados. 
El circo está de gira, patético show de la agonía. El mismo eslogan de siempre, no se les ocurre otra cosa, no saben más, no pueden más. Suponen que con la simple estupidez alcanza. Pero no alcanza, ya no y están desesperados vociferando imbecilidades y la misma letra repetida una y otra vez en cada escenario.
La manada de odiadores descerebrados se aglomeran ante el amo, le besan los zapatos y aplauden sus miserias. 
Es la gira despedida de una banda decadente de farsantes, mitómanos, perversos y estafadores.

miércoles, 2 de octubre de 2019

La Cámara Nacional Electoral eligió a los moderadores de los debates presidenciales, son todos absolutamente éticos e imparciales, tendrán la venda en los ojos y la balanza equilibrada para no favorecer al títere maltrecho, para no asistirlo ante la debacle discursiva, para ponerlo a salvo de sus permanentes torpezas y sobre todo para cuidarlo de la verdad que es una especie que no le conviene en absoluto.


Son todos periodistas gorilas - no podemos hablar de "macristas" porque tal cosa no existe, en realidad obedecen a los intereses de Cla´rin que superan por mucho la pobre figura de Macri o de cualquier otro político obediente. Son mercenarios de la oligarquía y el poder económico que les colma los bolsillos y los premia cada tanto con una rascadita de panza por los servicios prestados. Solo rescatamos de esta lista al periodista Claudio Rígoli de C5N de comprobado compromiso con la realidad.


Acá están, estos son:
13/10, Universidad del Litoral:
👉María Laura Santillan
👉Rodolfo Barili
👉Gisela Vallone
20/10, Facultad de Derecho:
👉María O'Donell
👉Marcelo Bonelli
👉Mónica Gutierrez
👉Claudio Rigoli