Por celos, Caín decidió asesinar a Abel.
Sabiendo que causaría mucho dolor y que las consecuencias serán terribles, igual siguió adelante y canalizó su odio en la muerte de su hermano.
Hay muchas maneras de asesinar: unas cruentas, otras sutiles.
Todas de espanto.
Hay muchos modos, también, de ser como Caín.
Negar un medicamento, prodigar mala alimentación, impedir la vacunación; son algunas de las formas con las que se escurrirá la vida temprana y malamente de muchas víctimas de los Caínes multiplicados.
Porque para que esto pueda hacerse se precisan émulos, cómplices, miles y miles de Caínes en espejo.
Esos Caínes que odian como instinto, como reflejo.
Y en ese juego de espejos, incluso, ellos mismos son su propio asesino.
El odio los ciega, los insensibiliza, los estupidiza hasta justificar lo injustificable, hasta perder la capacidad de análisis y de razonamiento. Y llevándolos al llano, a la cotidianeidad, son aquellos que se indignan con una boliviana que vende verduras sobre una manta en cualquier vereda y no con un gringo que evade y fuga millones. Como si la causa de la desastrosa situación económica que vivimos fuese la existencia de manteros senegaleses, por ejemplo.
Es complejo pero imprescindible y urgente, poner el eje del debate en desarmar el odio de los caínes
Porque sino, Guaidos hay de a cientos!
Lo compartí en un grupo de viejos militantes de la gloriosa ya aclaraba, que me parece necesario poner el eje en revertir, trasmutar, ese odio visceral
ResponderEliminarEs en serio que a la embajada de EEUU le sobran candidatos a Guaidos
Abrazo y gracias