sábado, 19 de octubre de 2019

El odio y los miedos

Yo, que soy un obrero que se quedó sin trabajo, por mi propia culpa, por mi falta de visión, por perjudicar a mi patrón con mi esperanza, ¿cómo no creerles? 

Yo, que soy un pibe que recibió su netbook y que sintió en ese momento que tenía más posibilidades de tener futuro y ahora comprendo que era una fantasía absurda de un chico sin conciencia y sin merecimientos ¿cómo no creerles? 

Yo, que soy una mujer simple, una ama de casa que pudo jubilarse por el reconocimiento de un gobierno infame, que se robó todo como dice el diario ¿cómo no creerles? 

Yo, que soy un jubilado que tenía tarjeta de crédito Argenta para comprar de vez en cuando algún juguete para mis nietos o para hacer un viaje y hoy no tengo remedios porque se sinceraron conmigo ¿cómo no creerles? Yo, que soy docente y tenía un sueldo que me alcanzaba, ahora reconozco que vivía un sueño y ¿cómo no creerles? 

Yo, que soy un científico que volví del destierro y pude hacer ciencia en mi propio suelo hoy comprendo que es más importante el miedo y ¿cómo no creerles? 

Yo que soy un hombre, una mujer, un niño, un discapacitado, un marginal, un viejo ¿cómo no creerles a los dioses del dinero cuando me dicen que tenemos que duplicar el esfuerzo? Cómo no creerle cuando grita ¡Carajo! y me sigue mintiendo con esa expresión tan gélida que hasta parece un muerto. ¿Cómo no creerle a esta gente tan limpia que se llama por el nombre y te pide que los votes pero sin argumentos? Si al final de cuentas yo no voto por amor, si ni siquiera los quiero, solo me mueve el rencor que me metieron por dentro y no soporto la imagen que me devuelve el espejo y entonces me siento mejor si me imagino con ellos. 

El odio tiene esas cosas, consigue anular recuerdos y tapar la realidad con palabras en el viento. Con gritar "son todos chorros" yo ya me siento contento y me alcanza para abrigarme en el peor de los inviernos. Aunque haya gente muriendo de frío y familias durmiendo en el suelo, aunque cierren todas las fábricas y falten lo alimentos, aunque en una explosión absurda se no mueran los maestros yo voy a vota por ellos por que odio a esa yegua que ahora se llama Alberto. 

No me importa la Argentina, soy demasiado gorila como para preocuparme por eso, yo solo creo en Lanata, en Santoro y los Leuco, con eso solo me alcanza para sentir lo que siento. Pero tengo mucho miedo, con tristeza lo confieso, porque veo las plazas llenas otra vez de choriplaneros, de vagos que amenazan con el posible regreso de los que durante 12 años nos hicieron vivir un sueño, el de creer que el trabajador es importante y que tenía derechos. Por eso, porque tengo miedo, porque prefiero el hambre,, la miseria, los deshechos antes que reconocerme como parte de ese pueblo, es que hace días que no duermo sabiendo que vuelve Cristina, sabiendo que gana Alberto.

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