sábado, 7 de septiembre de 2019

Memoria y balance

Otra semana más en nuestra cuenta regresiva particular. Una sucesión de días en donde lo malo no mejora y lo bueno se hace esperar. Otro período de tiempo encajonado entre la desmemoria de un presidente que dice que las elecciones reciente nunca sucedieron y las acusaciones más insólitas por parte de periodistas mercenarios de la derecha que nos demuestran a cada instante que la desesperación no es buena consejera.
Como para hacer un repaso general podemos tomar alguna declaraciones que rozan el límite de la insanía de no ser porque no son fruto de la locura sino de la premeditada militancia del neoliberalismo. El efervescente odio a la gestión anterior y en particular a la inmensa figura de Cristina Fernández  a quien todos los mecanismos mediáticos, políticos y judiciales no lograron doblegar, hace que algunas marionetas del stablishment se desboquen por demás y digan las cosas más absurdas con aire solemne y en carácter de comprobada primicia.
En el ranking de los últimos disparates periodísticos, me parece justo otorgarle el podio a Pablo Rossi, bufón de Radio Mitre y lamezuelas de Magnetto. Este lamentable personaje ya había protagonizado una escena patética al aire en le programa "Animales Sueltos" donde le aseguraba a Fantino que el 'Gato' Silvestre estaba dando información desestabilizadora y golpista sobre las negociaciones con el FMI y el tan esperado desembolso final. En esa ocasión fue cambiando el tono de la noticia porque en vivo recibió información que confirmaba los dichos de Silvestre, dio seis vueltas en el aire y cayó de espaldas sobre la mesa de Fantino sin saber como continuar. 
Pero se ve que este muchacho no le teme al ridículo y en la mesa de Mirtha Legran redobló la apuesta asegurando que "el Papa es el jefe de los piqueteros kirchneristas"

Resultado de imagen para fotos del papa piquetero 
Esta hilarante y también inquietante afirmación por parte de este impresentable mamarracho va en consonancia con otras anteriores y algunas al unísono por parte de diferentes personalidades de nuestra lastimada democracia.
La estigmatización de ciertos sectores sociales que no se dejan ajustar mansamente, que resisten el hambre y el abandono por parte del Estado que en estos años solo ha servido para proteger los intereses de los bancos; es una constante en el discurso oficialista tanto del gobierno como de los medios obsecuentes. Tengo la teoría de que esos núcleos duros del pensamiento oligarca y conservador están absolutamente convencidos de la estupidez crónica de la sociedad argentina y no logran entender como en las elecciones recientes la formula de mentira más operaciones mediáticas no dio el mismo resultado que en 2015 y 2017. 
Y coo no saben hacer otra cosa que proponer el odio a falta de resultados y alguna idea que nos saque de la crisis que ellos mismos provocaron, se lanzan a la única arena que conocen, la del escarnio y el discurso de la corrupción ajena y siempre "kirchnerista". 
Todo lo malo, lo sucio y lo feo es "kirchnerista" y todo aquel que no comulgue con la salvaje lógica de los mercados es un "golpista kirchnerista ladrón y choriplanero".
El mérito de la manada de periodistas de los medios hegemónicos es el de haber instalado un puñado de etiquetas y de frases hechas en las afiebradas mentes conservadoras de la clase media nacional e incluso en los sectores más empobrecidos que compraron el espejismo del derrame de bienestar.
Hoy, esas frases que les dieron muy buenos resultados años atrás, sentando en el sillón presidencial a un bufón descerebrado e inmoral, ya no resultan y la sociedad no parece ser tan permeable a sus efectos. Será que la realidad, aunque tarde, termina por imponerse.
El senador ultraconservador, Pichetto, quién ha logrado por fin sacarse el disfraz de peronista que tanto le pesaba, hace algún tiempo que se siente liberado y se ha lanzado a escupir aquellas palabras que tenía atoradas en su garganta.
Xenófobo, violento y brutal se lo escucha correr por los pasillos proclamando a viva voz cosas como esta:


Y es que la batalla es por los gremios, por la reforma laboral, por destruir lo que queda del salario y los derechos de los trabajadores. El plan ha sido ese desde el principio, las  reformas laboral y previsional que los mercados del mundo y el FMI como usurero internacional nos imponían como condición inexorable.
Es posible que el acuerdo con el Fondo Monetario estuviera sellado desde el primer momento, el desembarco necesitaba de condiciones sociales y económicas ideales para justificar la salvadora aparición y así lo hicieron.
Pero era necesario entretener a la gente con rencillas callejeras, entre republicanos y populistas para que no viéramos pasar el camión de mudanzas llevándose todo lo nuestro y dejándonos una deuda impagable por 100 años.


Por eso Carrió anuncia que solo muerta la sacarán de la casa de gobierno, instala el nacotráfico en cada frase que pronuncia y monta un circo de locura y heroísmo berreta. Por eso el presidente dice que las PASO no pasaron, que todo fue un mal sueño, que el barco está estacionado en el Aconcagua y que vamos bien. Por eso suponen que con la limosna de 2 mil pesos nos compran el voto resignado como anticipando la obediencia idiota de otros años. Por eso Vidal cree que puede seguir deambulando por la provincia con carita de chihuahua con moquillo y todos la vamos a abrazar. Por eso el Papa es un líder piquetero, Peña no aparece, Dujovne se hizo más rico y se rajó, y Bullrich solo se asoma puteando a una ciudadana en un bar.


Todo este desmadre social y económico no tiene vuelta atrás en lo inmediato así que debemos estar preparados, todo el tiempo, para el próximo capítulo del show perverso del circo sin pan.



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