He caído en manos del ignorante que me impone su cultura,
su dios me invade, me queman con su cruz,
y han sepultado mi lengua para enseñarme a hablar.
Me han dado las sombras y la miseria,
me vistieron con cadenas y con el viento me abrigaron,
han regalado a mi gente para ser mascota del blanco.
Recién ahora conozco la pobreza, la de la seda y el algodón,
la de las monedas brillantes y la burla ostentosa.
Nos empujaron al alcohol, nos enfermaron,
han violentado a las mujeres y vendido a nuestros hijos,
se han repartido nuestro suelo, ensuciaron nuestra sangre,
nos hemos inclinado sobre sus cosechas,
servimos sus mesas, y se hicieron pequeños ante nosotros.
Acunamos a sus niños cuando vaciaron nuestros brazos,
nos rompieron, nos quebraron,
sembraron con nuestros huesos el suelo que nos robaron.
Ellos estaban muertos y se quedaron con nuestras vidas,
ellos estaban tristes y se comieron nuestra alegría,
ellos son los demonios que no pudieron con nuestras almas,
fueron los esclavos de manos libres, la pesadilla sin calma,
la furia despiadada de los que creyeron tenerlo todo y nunca tuvieron nada.
Son las criaturas más pobres,
las que mueren cuando nacen,
perdónalos Madre Tierra aunque saben lo que hacen.
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