jueves, 29 de agosto de 2019

Lo único que perdió el gobierno es el gobierno

Hay que tener en cuenta que Cambiemos, o lo que ese espacio representa, no perdió absolutamente nada. No perdió poder porque el dinero es poder y lo tienen por montones. No perdieron económicamente nada, más bien todo lo contrario ya que los integrantes del "mejor equipo de los últimos 50 años" incrementaron sus respectivos patrimonios en porcentajes más que interesantes.

No perdieron privilegios y aún cuentan con el reconocimiento de millones de argentinos que entre la oligarquía y los infaltables ignorantes voluntrios suman todavía un número preocupante de entusiastas del desastre.

Debemos comprender que éste y no otro era el plan, durar lo más posible para seguir haciendo negocios particulares con los bienes nacionales, saquear las cajas públicas, destruir la industria y el salario, empobrecer a la mayor cantidad de gente hasta la desesperación para  crear las bases ideales para instalar la flexibilización laboral en favor de sus propias empresas. 

Montaje: Adi Posito


Vinieron precisamente a esto y por eso no se puede hablar de fracaso, porque lograron lo que buscaban y aún mas que eso. Negociados sucios desde el primer día de gestión, fiesta de bonos y orgía de mercado, fuga de capitales, paraísos fiscales e impunidad jurídica; el sueño de todo estafador.

El gobierno puede haber sido derrotado en la elecciones preliminares, lo cual era altamente probable para lo cual ya tenía diseñado un plan que puso en marcha el día después de conocerse los resultados y ese plan implica la destrucción de lo poco que quedaba en pie, la incineración de las reservas, la entrega en bandeja al FMI de la cabeza del futuro presidente que tendrá demasiado para pagar y las arcas estatales estarán vacías. 

El plan perverso incluye, lógicamente, el castigo ejemplar para el rebaño popular por impedir la continuidad de la orgía neoliberal con la estúpida consigna populista de "paz pan y trabajo".

Como podemos ver, el gobierno no ha perdido otra cosa que el gobierno, todo lo demás estaba dentro de los planes y no hay sorpresas. Las caras largas, incluso son fingidas, les hubiera gustado seguir un poco más, es cierto, se ilusionaron tal vez con otros cuatro años para poder "hacer lo mismo pero más rápido", pero los gurúes del marketing político que asesoran a este grupete de asnos millonarios ya deben haberles avisado con tiempo que el sueño era imposible.

Lo que hoy vivimos es la crónica de un final anunciado, tristemente, desde el comienzo. Sabíamos que pasaría. avisamos que pasaría y pasó, menos por nuestra memoria que por la amnesia voluntaria de buena parte de la población.

Ahora solo nos queda aferrarnos a la esperanza y la militancia de cada día, para que a este capítulo tan oscuro de nuestra historia también le gritemos en la cara ¡NUNCA MÁS! 



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